Este sábado 30 de
agosto de 2014 la familia de quien fuera Pedro Pablo Charvet Morales se reunió
para recordar el primer aniversario de su fallecimiento. El Belén, que más que iglesia es una hermosa ermita, concentró a los cercanos a Pedro Pablo en un acto
de fe religiosa.
El sacerdote celebrante
reveló que el tío Pedro Pablo asistía continuamente al templo cuyo altar mayor
ostenta un conjunto en cuerpo entero del
drama de la pasión. “Era muy devoto de esta Iglesia y solía venir temprano porque
le gustaba ocupar el mismo sitio”, dijo.
El acto fue
ofrecido por su esposa María Elena, sus hijas Cristina e Ivette, su hijo Cristóbal
y sus nietos. Desde Ambato llegó el único hermano que le sobrevive: Juan
Francisco, junto a su esposa Alicia y sus hijos Catalina y Simón y la esposa de
este último, Dunia Andrade.
Asistieron
también, entre otros, los primos Elena Páez Charvet y Francisco Silva Charvet y
su esposa Ana Dolores. Quien esto escribe fue abordado al llegar por un desconocido: era Hugo Oswaldo Flores en
compañía de su esposa. “Fui amigo de Pedro Pablo casi desde la niñez”, dijo.
Agregó que juntos
integraron el “Club de Gimnasia Artística de Quito” que lideraba el recordado
profesor Ernesto Armendáriz, junto con Juan Francisco Charvet, Aníbal Robalino
y José Silva, entre otros. Hugo Cedeño, también integrante del Club, asistió al
acto religioso.
Recuerdo en mi niñez
haber asistido, desde la lejanía, a los entrenamientos de ese Club de Gimnasia.
Se cumplían en un gimnasio improvisado que habían montado en la quebrada que
entonces -inicios de la década de 1950- se ubicaba en la parte final del barrio
de La Loma.
Si, Pedro como lo
llamábamos, fue un hombre polifacético. De muy tierna edad quedó huérfano de
madre y sus hermanas, en especial Orestila, cumplieron ese papel. Hoy se ha marchado
y quienes lo conocimos lo recordamos con afecto. ¡Que su alma descanse en paz!
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