martes, 27 de agosto de 2013

Pedro Pablo Charvet Morales, mi tío, ha muerto. ¡¡Paz en su tumba!!

Pedro Pablo en sus años jóvenes


Pedro Pablo en la Hacienda de "Tio Felix", una fotografía facilitada por Rolando Charvet
Pedro Pablo cuando cumplió sus primeros 70 años


 Este lunes 26 de agosto, unos pocos minutos después de las 19h30, Pedro Pablo fue al encuentro con su Creador. Una rápida enfermedad segó su existencia en siete meses, cuando tenía 74 años de edad y aun mucho por vivir. Sus familiares mas íntimos, sus amigos y conocidos, sienten su perdida.

Había nacido un 24 de enero de 1939 y era el benjamín de 18 hermanos. Cuatro años después de llegar al mundo murió su madre Sara María Morales, a la que sobrevivió su esposo Luis Gabriel Charvet. La crianza corrió a cargo de las hermanas mayores, en especial, de Orestila.

Precisamente Orestila, la que murió hace un año, dejándole por segunda ocasión en la orfandad. En septiembre de 2012 murió Luisa, otra de las hermanas mayores. Orestila, Luisa y Pedro Pablo eran como un solo puño y ahora los tres han partido. En dos ocasiones Pedro Pablo dijo a sus íntimos: "Siento que la Ores me llama".

Les sobrevive únicamente Juan Francisco Charvet Morales, que hace muchos años fijó su residencia en la ciudad de Ambato en donde formó una hermosa y amplia familia. La hermana mayor, María Elena, mi madre, murió hace algunos años y al poco tiempo le siguió a la tumba mi padre, Jorge Aguirre. Otras hermanas, Olga y Carmen, murieron antes.

Es que esa es la vida que tenemos. Hoy estamos aquí y mañana ya no. Pedro Pablo formó hogar con María Elena Montúfar Rodríguez y tuvieron tres hijos: Cristina, Ivette y Hernán Cristóbal, que les dieron siete inquietos y hermosos nietos. Es que así es la vida.

Tengo un recuerdo preciso de Pedro Pablo. Me llevaba “solo” ocho años y antes que tío yo lo veía como un hermano mayor, al que admiraba por sus aventuras atléticas en las barras en las que los jóvenes se entrenaban junto a la quebrada de los Milagros, al final del barrio de La Loma.

De tarde en tarde solía visitar a mi madre, algún juego me enseñó, hablábamos. Estudiaba con los Hermanos Cristianos y muy pronto debió encarar la vida y con denuedo. Los años pasaron y en una ocasión, en un restaurante, él siempre tan discreto en esos asuntos, me presentó a María Elena.

Se habían casado el 8 de septiembre de 1971 y su matrimonio duró 41, casi 42 años, de mucho amor. María Elena me contó que ella, aunque nacida en Guayaquil, vino a Quito con su familia y conoció a Pedro Pablo por intermedio de amigos, cuando él le llevaba más de 10 años.

Dijo también María Elena que en enero comenzaron los problemas de salud y que la ciencia poco o nada pudo hacer hasta que este 26 de agosto se apagó. “Se podría decir que se quedó dormido”, me dijo Cristina, mi prima, a la que amaba apasionadamente igual que a Ivette y a Cristóbal Hernán, sus hijos.

Añadió: “deja un legado de lealtad, pasión por la familia, de colaboración para con el prójimo, de desinterés personal”. En los últimos años Pedro Pablo fue un eficiente soporte que tuve en la elaboración y mantenimiento de este blog de la Familia Charvet en el Ecuador.

Los restos mortales de Pedro Pablo son velados en el octavo piso del edificio Memorial del Batán, en la Río Coca y Eloy Alfaro. Mañana miércoles, ante el féretro, habrá una misa a las 11h00 en el mismo sitio y luego será sepultado en el Cementerio del Batán que queda adjunto.

No me queda más que decir. Elena Páez Charvet, hija de Orestila y mi prima, me dijo que no pudo hacer la misa por el primer año de la muerte de su madre y que seguramente lo hará en septiembre para honrar su memoria, la de Luisa y la de Pedro Pablo, los tres hermanos que formaron un puño.

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